corazón de luna

lunes, 22 de marzo de 2010

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Las historias de amor define al hombre. En realidad no sólo el amor, sino todo aquel sentimiento capaz de transformarlo para bien y para mal.
Somos una especie compleja, con la capacidad de sentir más de una sensación a la vez. Por esa misma razón nunca llega a ser completamente feliz; existe una satisfacción, un bienestar, pero hablar de felicidad es referirse a un todo.
Debe suponerse que el amor nos someta a ese todo, pero en la mayoría de los casos sucede todo lo contrario.
No podemos culpar a la razón porque al sentir amor perdemos cordura y lógica; no podemos culpar a los sentimientos porque entonces contradecimos a la naturaleza del hombre.
Se observan diversos tipos de amor, sin elogiar a uno más que a otro es necesario igualarlos diciendo que se desconocen las causas pero en todos se conocen las consecuencias: El desamor.
El desamor es uno de los sentimientos más frívolos que el ser humano experimenta. Pero ciertamente el más humano. No es complicado, no es espontáneo. Se siente con el paso del tiempo. Viene de la
monotonía, de la costumbre, del conocimiento, de la impaciencia y entre muchas otras cosas como su nombre lo dice, del amor...
Se sabe que el amor es un afecto en sus más grandes dimensiones, entonces se puede decir que el desamor es todo lo contrario con la misma magnitud.
Se experimenta un dolor, un desprecio y puede llegar al odio. Pero ¿Cómo es que un sentimiento que te dio felicidad con anterioridad te produzca tanta tristeza en el ahora?
Ya mencionaba que es un sentimiento frívolo; esto es porque conlleva a mucho dolor, pero ¿Por qué el más humano?... bueno, eso es evidente: No hay planta o especie que lo sienta más que nosotros los hombres. Pero podríamos darle otro sentido diciendo que si no hay dolor no hay señal de vida, si no hay dolor no hay impulso a seguir, si no hay dolor no hay un nuevo comienzo...
Terrenalmente nuca se llegará al amor perfecto, son necesarios los mundos alternos.
Desde siempre nos hemos visto necesitados de un algo inanimado o superior que refleje lo que deseamos, quizá porque comprendemos que nadie ha llegado a la perfección.
Con esto es fácil deducir que todo hombre anhela y busca la perfección dentro y junto de él.
Si bien nadie es perfecto, nadie es del todo imperfecto (por sí solo), es la adjunción de dos seres lo que logra la complementación y el equilibrio necesario para esa "felicidad".
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