corazón de luna

sábado, 29 de octubre de 2011

Y la tarde y los libros y las películas...
Te recuerdan.
Pero ya no me asombra, mejor que eso, comienzo a disfrutarlo.


Ahora sonrío con las casualidades en las que te haces presente.

martes, 11 de octubre de 2011

Bella muerte

Noviembre 2011

En estas fechas es imposible no pensar en ti (fechas de Catrinas, de mujer elegante con sonrisa influyente, de semejanza frívola y brazos cálidos, de bailes que seducen hasta llevarte al vacío...) Cuando lo hago mi primer inconveniente es cuestionar tu muerte... No es sencillo asimilar que algo en tu vida ha cambiado, que algo se ha ido. Se supone que el acto "normal" de una vida finaliza con esa belleza de mujer que todos imaginan...

¿Cómo la habrás conocido tú...? ¿Te amó dejándote en el vacío del inconsciente impulsivo...?¿Te enamoraste? ¿Te besó con sus labios congelados dejándote paralizada? ...
Imagino que te visitaba por las noches y te platicaba la hermosura de los mundos alternos. Te convencía la idea de no ser más susceptible al descaro del mundo, y de esa forma accediste sin dificultades.

La inmadurez en esa etapa de mi vida hace que confiese que las lágrimas derramadas expresaban dolor ajeno; la lejanía que experimentamos durante tantos años generó el desconocimiento ante alguien a quien todos sentían dolencia; sin embargo los años no han pasado en vano, tu partida, el dolor en aquellos que me rodean hacen que te busque, que pregunte quién eras, qué hacías, cómo era tu vida.

La gente responde de buena manera, "No había persona que no se enamorara de ella" dicen, y entonces mi mente retrocede, las imágenes pasan una después de otra, recuerdo una función de teatro guiñol, recuerdo tu pausada respiración, tus ojos que lo miraban todo aún teniendo esa ceguera, algunos dicen que tengo el sonido de tu risa, tu madre alguna vez mencionó "Como te le pareces" mientras le mostraba unas fotografías en las que me había retratado... y entre aquellas cosas que dejaste tengo tu ropa, tus collares, tus aretes, libretas, materiales...
Entonces dentro de todo eso me doy cuenta que te desvaneces ante el tiempo pues no recuerdo tu voz y aún cuando recuerdo tus ojos no reconozco tu mirada...


La idea me aterra, ¡dime cómo te retengo!...