corazón de luna

lunes, 19 de noviembre de 2012

Tú.

Si quisiera mostrarte un poco de lo que tú hiciste por mí... vaya, tendría que recapitular desde el instante en que te conocí... tu sonrisa tan efímera e inestable como mi esencia en ese instante, no podía evitar sentirme atraída por esa mirada tan inocente escondida detrás de un par de gafas... tus silencios, tus saludos precipitados; exigías demasiado misterio como para dejar de admirarte. Eras tan irreal, tan contradictorio a mis reglas que te acepté como prueba a mis reacciones, dejando todo miedo de lado. 

Con el tiempo yo no escribí canciones y los versos que te dediqué no llenaron mis cuadernos, pero no por eso te quería menos, me bastaba saber que eras la persona con la que lo estaba intentando de nuevo, la que desaparecía mis miedos, la persona con la que empezaba a crear un mundo que no pertenecía a nadie más que a "nosotros".  Me hiciste creer en el amor a primera vista...

Estoy consciente del daño que te causé la primera vez que te alejé, ese fue uno de los muchos actos impulsivos que tendría después. Nunca desee cambiarte, ni que yo me convirtiera en tan sólo un recuerdo escrito... 

En tantas ocasiones me vi tentada a robar de tu boca un beso cargado de anhelos, pero no lo hice. Retrocedía a la idea de pensar que mi cariño no fuese suficiente ante lo que tu corazón me ofrecía, y estoy segura de que no, nunca será suficiente. Aún me aterra no saber por qué me lograste encantar de esta manera... quizá fueron los versos, quizá las largas noches conversando, quizá el escalofrío primero que causaste cuando decidiste tomar mi mano, o el segundo cuando me besaste o todos los demás que siguieron al sentirte cerca. 

Colocaste a Neruda como sinónimo de despedida, te imagino delante mío cuando escucho a Tiersen, me pregunto si estarás haciendo corajes cuando llueve, y si pensarás en mí cada que observas a la Luna, ... si me piensas ... ¿me piensas?  

No mentí cuando dije que te quería, mucho menos al decir que esperaría... y sin más que hacer entrego tus miradas, tu voz, tu corazón y tus momentos a un pasado del que mi sueño sólo pueda planear una casualidad, un encuentro en el que nuestros mundos se tornen uno con la incertidumbre de regresar al momento de ser un par de extraños.


Descuida, no causaré más inconvenientes, quizá de vez en cuando sólo cuando me leas, pero no más. 

...