Le escribo a tu nombre sin miedo a reclamos,
pues sé que no me lees, no me adivinas.
¡Por fin he encontrado una musa ciega!
un lector de palabras que no son las mías,
las mías que son suyas, que son él.
Siempre he afirmado que cuando
mis letras comienzan a parecer
retrato y no poema,
es porque mi cabeza ha quedado
dos pasos detrás de mi corazón.
Y sin punto de vuelta,
no hay manera de alcanzarlo.
Cómo hablarte de otra manera,
si no es en tu idioma: literal.
Tú que me condenas cuando
me dices que no te gusta la poesía,
y yo, que cuando te miro pienso
"si supieras que eres mi mejor poema..."
O mi decepción al enterarme que el café,
no sólo no te gustaba,
no podías tomarlo sin que sufrieras
una especie de crisis nerviosa.
¡Qué mas da! tus labios
no tendrán nunca para mí
sabor a sustancia amarga,
pero me basta con saber que
ahí, en tu boca, también son eternos
los segundos después del primer sorbo.
Tantas cosas nos mantienen
en polos distantes.
Yo tan lluvia y tú, tan todo,
todo menos eso, menos yo.
2 comentarios:
Precioso Cora. Un abrazo eterno desde mis roquitas, desde las islas Canarias. Josemi Martín.
¡Josemi,compañero de letras y de sueños! Muchas gracias. :) Te mando un abrazo de Luna, de esos que hacen chiquita la distancia.
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