Me gusta creer que las miradas se vuelven sombras y es difícil distinguirlas entre la noche. Me gusta pensar que no te das cuenta de los suspiros. Aunque ùltimamente has estado tan lejos y tan dentro de mí que sè que no los notas. A pesar de eso prefiero no retractarme de los sueños. Me llenan los ojitos de vida mientras mis demás sentidos explotan uno a uno como pequeños borbotones. Y así, llenos de vida seguido te imaginan, con tono turbio, convirtiéndote en un difuminado parecer...
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